#ElPerúQueQueremos

Mujeres y altares

Semillas para la tierra

Publicado: 2015-10-26
Reseña de una experiencia de creación de altares con mujeres para honrar su linaje femenino a través de las artes expresivas
Altares

Desde épocas milenarias hasta la actualidad, los seres humanos hemos creado altares como una forma de responder, creativa y espiritualmente, ante diversos acontecimientos de gran significado y misterio. Los altares, como expresiones simbólicas investidas de profundos sentido y emoción, han acompañado momentos de celebración y sufrimiento, de iniciación y desenlace, en la vida de hombres y mujeres. Concebidos como recintos simbólicos para agradecer, ofrecer y desear desde lo más hondo de nuestra fe y de nuestro corazón, los altares son lugares sagrados, portales divinos, que renuevan una comunión con el origen de la creación, nos transportan a una realidad mágica y trascendente, permitiéndonos enaltecer y restaurar significado al cosmos y a nuestra propia existencia.

Todo altar es un lugar de evocación y de encuentro, un centro que irradia energía hacia todas las direcciones para invocar la espiritualidad del universo; y, como toda ofrenda, puede integrar diversos simbolismos –imágenes, flores, alimentos, adornos, oraciones, elementos naturales y objetos significativos– que se pueden componer en un espacio de infinitas maneras. Así, un altar es un lienzo en movimiento, un cielo abierto, un fuego por arder, una laguna donde mirarnos, una porción de tierra presta a recibir nuevas semillas, unas manos abiertas.

Si bien los altares son diferentes según las épocas, los lugares y las tradiciones espirituales que hay en el mundo, nos remiten, en general, al acto de honrar y celebrar a nuestras deidades y a nuestros ancestros, al hecho de recordar nuestros orígenes y bendecir nuestras raíces, a la posibilidad de sumergirnos en la memoria de la herencia familiar para dialogar con ella y renovarnos. Su poder simbólico y sanador de abre un canal que nos abraza, nos confronta, nos da perspectiva y nos permite labrar un camino desde las hebras de nuestra familia hacia nosotros mismos.


Mujeres y altares

En la práctica de la creación de altares dedicados a nuestros ancestros, una de las costumbres que existe en diversas partes del mundo es la de honrar la ascendencia femenina. A veces, las mujeres perdemos la voz de nuestro cuerpo, nos enemistamos con las mujeres que nos habitan, con nosotras mismas y con la feminidad que nos anida. Armar un altar para honrar generosamente el propio linaje femenino, dedicado a nuestras madres, abuelas, bisabuelas, hermanas, tías, hijas, entre otras tantas mujeres que nos acompañan y guían, es una manera de bendecir y reafirmar la raíz femenina de donde provenimos, una oportunidad de conectarnos con su fuerza creadora.

Reunirnos con otras mujeres y atravesar juntas una experiencia creativa en la construcción de un altar personal es una vivencia transformadora que ayuda a reconectarnos con la energía de las mujeres en el mundo: todas nos convertimos en un solo gran ser, en un gran útero universal, fuente de vida para la humanidad. 

Cada una llega con símbolos y objetos significativos, así como con fotos de las mujeres más importantes del propio linaje, que serán parte del altar que cada una construirá. Todas, en círculo, alrededor de un gran altar, nos inspiramos para evocarlas oníricamente y visitar el legado que nos han dejado. Nos reconocemos como hijas, madres, nietas, bisnietas, sobrinas, amigas, hermanas. Desde esa orilla, retomamos sus huellas y nos entregamos a invocarlas, con delicadeza y cuidado, entre telas, mantos, velas, papeles, sedas, cintas, piedras, lanas, semillas, hojas, flores, brillos, conchas, frutas y cientos de detalles. Las artes expresivas y sus diversos lenguajes -visual, poético, sonoro, corporal- guían y acompañan el recorrido en un lugar y tiempo sagrados. Poco a poco, los altares van surgiendo, en un silencio de gran verdad, contemplación y belleza, nacen y cobijan la fuerza de nuestras mujeres, nuestra propia fertilidad. 

Se trata de un intenso rito que nos lleva al centro de nosotras mismas y que nos recuerda que el altar vive siempre dentro nuestro y que lo podemos honrar diariamente desde nuestra vida cotidiana. 

Esta es la experiencia que venimos realizando en Lima desde hace ya cuatro años desde TAE Perú, junto con Mónica Prado, terapeuta de artes expresivas, inspiradas en el taller “Mujeres, altares y milagritos - Altares como un lienzo en movimiento” de la artista y terapeuta de artes expresivas mexicana Mireya Alejo Marcet. 

 

¡Todas están bienvenidas!
 más información escribir a: velezodette@gmail.com

Escrito por

Odette Amaranta

Recuérdame, palabra, dónde está mi corazón.


Publicado en

Pura Creación

Sigamos al arte, a ver dónde nos lleva. Que sea él quien nos guíe.